La Fundación Pablo Neruda y CONAF sellaron alianza para reforestar con
especies nativas este entorno de la comuna de El Quisco, replicando las áreas
verdes que recorrió el premio Nobel nacional.
Un análisis respecto a la vegetación que conservaba el terreno que
compró Pablo Neruda el año 1968 en el sector de Punta de Tralca, en la comuna
de El Quisco, realizó la fundación del mismo nombre del poeta y premio Nobel
chileno. Esto, con el propósito de replicar en parte las áreas verdes que
maravillaron al vate, quien bautizó a la propiedad de 4,3 hectáreas como
Cantalao.
Para llevar a cabo este proyecto, la entidad se coordinó con la
Corporación Nacional Forestal, CONAF, institución que – a través de su programa
+ Árboles para Chile- donó este año más de 120 ejemplares arbóreos para el
desarrollo de la iniciativa, con el compromiso de continuar suministrando las
plantas que sean requeridas en la zona.
Al respecto, el director regional de CONAF Valparaíso, Héctor Correa,
explicó que “la historia de Cantalao es bien bonita, es un lugar donde -el
artista- se reunía con sus amigos a conversar o a declamar poemas. Que esté
abierto a la comunidad, que existan las construcciones, la vegetación, las
esculturas, o sea la huella del poeta, es muy importante”.
Por su parte, la directora de la Casa Museo Isla Negra de la Fundación
Pablo Neruda, Carolina Rivas, aseveró que la alianza busca “reforestar y poner
en valor este precioso parque, que es de visita gratuita y necesitábamos apoyar
con especies autóctonas”, acotando que la labor de arborización corresponde a
“un homenaje a lo que el vate quería”.
Finalmente, el jefe provincial de CONAF San Antonio, Andrés Flores,
manifestó que “lo que estamos haciendo es un trabajo en conjunto para revegetar
el parque Cantalao, tratando de darle las características que tenía al momento
en que era visitado por el poeta. La idea es ir reforestando con especies que
se perdieron a lo largo del tiempo, y luego que este proceso se vaya dando
naturalmente”.
Cabe consignar que la Corporación, en la primera etapa del proyecto,
entregó plantas tales como boldos, molles, chaguales y quillayes, las cuales
fueron distribuidas en diferentes sectores de Cantalao por personal de la Casa Museo
Isla Negra de la Fundación Pablo Neruda.
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