sábado, 18 de septiembre de 2010

200 Años de pura historia

Hoy damos comienzo a una nueva pagina de nuestra historia, hoy cumplimos 200 años de vida; desde que grandes hombres de esa época formaran lo que hoy llamamos un gobierno.

Fue convocada por un cabildo abierto con invitación, se concretizó esta junta a las nueve de la mañana del día 18 de septiembre del año 1810, en Santiago de Chile, y terminó a las 3 de la tarde.

Fue nombrado presidente de la junta don Mateo de Toro y Zambrano, hombre provecto de 82 años, quien fue último gobernador realista en Chile. En realidad, se dice que aceptó ser presidente de esta junta peninsular-criolla, para evitar posibles acciones violentas que se engendrarían en un futuro poco claro. Los otros integrantes fueron: vicepresidente el obispo José Martínez de Aldunate; nombrados como vocales Fernando Márquez de la Plata, Juan Martínez de Rozas, Ignacio de la Carrera, Juan Enrique Rosales y Francisco Javier de Reina; y dos secretarios, Gaspar Marín y Gregorio Argomedo.

El Primer Congreso Nacional de Chile fue inaugurado el 4 de julio de 1811, siendo uno de los congresos más antiguos de la América Latina.

Fue convocado para decidir la mejor clase de gobierno para el reino de Chile mientras durara el cautiverio del rey Fernando VII en manos de Napoleón.

Sesionó desde el 4 de julio hasta el 2 de diciembre, cuando fue disuelto por un golpe de estado dado por José Miguel Carrera.

De inicial tendencia moderada, por medio del golpe de estado del 4 de septiembre se entregó la hegemonía al sector de los llamados radicales o patriotas, quienes impusieron durante el transcurso de la legislatura del congreso variadas reformas, como la ley de libertad de vientres, o se preparó las bases para transformaciones futuras, como la ley de cementerios o la reforma a la educación, lo que incluye también el inicio de un proceso de redacción de una constitución, que por la clausura del congreso no llegó a puerto.

José Miguel Carrera, fue un político y militar chileno. Prócer de la emancipación de Chile y destacado participante en las guerras de independencia, jefe de gobierno y primer general en jefe del Ejército. Considerado como el primer caudillo en la historia republicana de este país, y uno de los primeros de América.

Hijo de una familia aristocrática, tras servir a las armas del Rey de España en contra del ejército de Napoleón, llegó a Chile en julio de 1811. Tras sucesivos golpes de Estado, el 15 de noviembre se hizo nombrar presidente de la Junta Provisional de Gobierno, y el 2 de diciembre, tras disolver el Congreso Nacional, asumió plenos poderes. Su gobierno, abiertamente separatista con respecto al aparato estatal de España, tuvo que hacer frente a la invasión que el Virrey Abascal mandó a realizar desde Talcahuano, desencadenando así la Guerra por la Independencia de Chile. Tras una serie de fracasos, coronados en el Desastre de Rancagua, Carrera se vio obligado a retirarse de Chile junto al resto de militares y ciudadanos que partieron temporalmente a Mendoza, para la reorganización de la lucha y la liberación de su Patria, país al cual nunca más volvería a ver, pese a sus esforzados intentos por conseguir recuperar el poder. Sus intentos por regresar a Chile lo llevarían a conseguir apoyo de mapuches, corsarios, oficiales napoleónicos y estadounidenses retirados de sus respectivos ejércitos, e incluso del propio presidente de los Estados Unidos, James Madison. Estos hechos fueron los que dieron al poeta chileno y premio nobel, Pablo Neruda, la inspiración para darle el título de Príncipe de los Caminos. [cita requerida]. Su vida política y militar desde 1815 en adelante fue decayendo progresivamente hasta que, en 1821, tras ser arrestado como montonero, fue fusilado en la Ciudad de Mendoza. Carrera y su familia eran descendientes de vascos.

El Desastre de Rancagua, se conoce como Batalla de Rancagua, al último de los enfrentamientos de la llamada Patria Vieja, ocurrido los días 1 y 2 de octubre de 1814 en la ciudad de Rancagua, Chile. El sitio de Rancagua marca el fin de los primeros proyectos por la Independencia de Chile. El general Bernardo O'Higgins, bajo el mando de José Miguel Carrera, se encerró en la plaza de la ciudad para detener las tropas de Mariano Osorio, logrando resistir durante dos días, hasta que pudieron romper el cerco y huir. Durante el fragor de la batalla, Bernardo O'Higgins dijo nuevamente la frase que había acuñado meses antes en la batalla de El Roble: O vivir con honor o morir con gloria, a las tropas.

Bernardo O´higgins: fue un político y militar chileno. Fue una de las figuras militares fundamentales de la independencia de su país y de Latinoamérica. Fue el primer jefe de Estado de la República de Chile bajo el título de director supremo entre 1817 y 1823, cuando renunció voluntariamente al cargo para evitar una guerra civil, exiliándose en el Perú hasta su muerte. Fue capitán general del Ejército de Chile, brigadier de las Provincias Unidas del Río de la Plata, general de la Gran Colombia y uno de los principales organizadores de la Expedición Libertadora del Perú.

La Batalla de Chacabuco fue una decisiva contienda de la Independencia de Chile en la cual combatieron el Ejército de los Andes de las Provincias Unidas del Río de la Plata y el Ejército Realista, resultando en un firme triunfo para el bando independentista comandado por José de San Martín que contó con la cooperación de emigrados chilenos. Tuvo lugar el 12 de febrero de 1817, en la Hacienda de Chacabuco, a 55 km al norte de la ciudad de Santiago (contados desde el centro de la antigua pequeña ciudad).

El Acta de Independencia de Chile es el documento mediante el cual Chile declaró solemnemente su independencia de la monarquía española. Fue redactada en enero de 1818 y aprobada por el Director Supremo Bernardo O'Higgins el 2 de febrero del mismo año, en la ciudad de Talca, aunque fue datada en Concepción a 1 de enero de 1818.[1] [2] La ceremomia de jura de la independencia se realizó el 12 de febrero del mismo año, fecha del primer aniversario de la Batalla de Chacabuco.

"El Director Supremo del Estado

La fuerza ha sido la razon suprema que por mas de trescientos años ha mantenido al Nuevo Mundo en la necesidad de venerar como un dógma la usurpación de sus derechos y de buscar en ella misma el origen de sus más grandes deberes. Era preciso que algún día llegase el término de esta violenta sumisión; pero, entretanto, era imposible anticiparla: la resistencia del débil contra el fuerte imprime un carácter sacrílego a sus pretensiones y no hace más que desacreditar la justicia en que se fundan. Estaba reservado al siglo 19 el oír a la América reclamar sus derechos sin ser delincuente y mostrar que el período de su sufrimiento no podía durar más que el de su debilidad.

La revolución del 18 de septiembre de 1810 fue el primer esfuerzo que hizo Chile para cumplir esos altos destinos a que lo llamaba el tiempo y la naturaleza; sus habitantes han probado desde entonces la energía y firmeza de su voluntad, arrostrando las vicisitudes de una guerra en que el Gobierno español ha querido hacer ver que su política con respecto a la America sobrevivirá al trastorno de todos los abusos. Este último desengaño les ha inspirado, naturalmente, la resolución de separarse para siempre de la Monarquía Española y proclamar su independencia a la faz del mundo.

Más, no permitiendo las actuales circunstancias de la guerra la convocación de un Congreso Nacional que sancione el voto público, hemos mandado abrir un Gran Registro en que todos los ciudadanos del Estado sufraguen por si mismos, libre y espontáneamente, por la necesidad urgente de que el Gobierno declare en el día la independencia, o por la dilación o negativa. Y habiendo resultado que la universalidad de los ciudadanos está irrevocablemente decidida por la afirmativa de aquella proposición, hemos tenido a bien, en ejercicio del poder extraordinario con que para este caso particular nos han autorizado los pueblos, declarar solemnemente, a nombre de ellos, en presencia del Altísimo, y hacer saber a la gran confederación del género humano, que el territorio continental de Chile y sus islas adyacentes, forman de hecho y por derecho, un Estado libre, independiente y soberano, y quedan para siempre separados de la Monarquía de España(d), con plena aptitud de adoptar la forma de Gobierno que más convenga a sus intereses. Y para que esta declaración tenga toda la fuerza y solidez que debe caracterizar la primera Acta de un pueblo libre, la afianzamos con el honor, la vida, las fortunas y todas las relaciones sociales de los habitantes de este nuevo Estado; comprometemos nuestra palabra, la dignidad de nuestro empleo y el decoro de las ramas de la patria; y mandamos que con los libros del Gran Registro se deposite la Acta Original en el Archivo de la Municipalidad de Santiago, y se circule a todos los pueblos, ejércitos y corporaciones, para que inmediatamente se jure y quede sellada para siempre la emancipación de Chile.

Dada en el Palacio Directorial de Concepción a 1 de enero de 1818, firmada de nuestra mano, signada con el de la nación, y refrendada por nuestros ministros y secretarios de Estado, en los departamentos de Gobierno, Hacienda y Guerra.", parte de la lectura de la declaracion de independencia de Chile.

La Batalla de Maipú fue un enfrentamiento armado que tuvo lugar el 5 de abril de 1818, en el valle del Maipo, cercano a Santiago de Chile, entre las fuerzas patriotas revolucionarias conformadas por soldados argentinos de las Provincias Unidas y patriotas chilenos contra los realistas, el cual decidió la Independencia de Chile y en gran parte la del Cono Sur.

Se enfrentaron el "Ejército Unido" -coalición del Ejercito de los Andes y cuerpos milicianos chilenos- al mando del general en jefe José de San Martín contra el ejército realista bajo las órdenes del general Mariano Osorio.

El Abrazo de Maipú


El general chileno Bernardo O'Higgins, convaleciente de una gran herida (producto de la derrota aliada en Cancha Rayada), se presentó poco antes de terminado el último ataque contra los realistas y entusiasmados por la victoria San Martín y O'Higgins se abrazaron victoriosos en una escena que dio origen a un cuadro, el histórico abrazo conocido como El abrazo de Maipú, donde O'Higgins le dice a San Martín ¡Gloria al salvador de Chile! y San Martín le responde General: Chile jamás olvidará su sacrificio presentándose al campo de batalla con su gloriosa herida abierta. Gracias a esta batalla se aseguró la Independencia de Chile.

Los patriotas tuvieron 800 muertos y 1.000 heridos. Los realistas sufrieron más de 1.500 muertos y 2.000 prisioneros, de los cuales 700 al mando del desertor patriota Angel Espejo fueron capturados en el cerro Niebla por el coronel Manuel Rodríguez y sus Húsares de la Muerte en la última carga de caballería de la batalla. Además se capturaron grandes cantidades de municiones.

Asi, tras 8 años de batalla, nuestro país habia logrado su libertad, ya desde eso logra ser propio su gobierno durante los proximos días, hasta la actualidad. Hoy estamos presentes en este acontecimiento de la historia que no se va a repetir en nuestras vidas.

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